Hace unos meses les hablé de La isla de las mujeres del mar, un libro que sigue la vida de las haenyeo, las buceadoras de la isla de Jejú; junto a esa reseña, varias personas me escribieron recomendándome Crisantemo blanco, una historia en la que también las haenyeo hacían su aparición.
De que va.
En la isla de Jejú las familias tienen miedo de los ocupantes japoneses, los hombres son reclutados para la guerra y las mujeres raptadas para trabajos forzados, o peor aún, para convertirlas en esclavas sexuales.
Hannah es una joven haenyeo, que por salvar a su hermana de ese fatídico destino, es capturada por un soldado japonés que la enviará a Manchuria, China como mujer de consuelo para ser utilizada por sus compatriotas.
Sesenta años después, Emi no olvida el sacrificio de su hermana, es una historia que ha guardado solo para ella, así como las brutalidades de las guerras que le tocó vivir, pero después de tanto tiempo Emi necesita reconciliarse con su destino y para ello …
El dolor es un buen maestro. La cuestión es si puede aceptar lo que ha aprendido de este dolor para dejar de luchar.
#MiHumildeOpinión
En Crisantemo blanco leemos dos versiones de una historia compartida, la de la guerra, la soledad, el desarraigo y la pérdida de la voluntad. Desde el punto de vista de Hannah vivimos la angustia de ser raptada y separada de su familia sin tener idea del destino que le espera, uno que es cruel y degradante para cualquiera, uno de simple objeto para el placer de otros.
Con Emi, nos quedamos atrás en la isla de Jejú, un lugar que no tuvo mejor suerte especialmente durante la Guerra de Corea; su historia la conocemos a través de los recuerdos que tiene de vieja y la vida en el 2011, cuando quizá después de tantos años sea momento de cerrarla y contar la verdad a su familia.
Una de las razones por la cual me llamó la atención este libro, era que a pesar de volver a tocar el tema de las haenyeo, la historia se desviaba a otro momento completamente distinto y desconocido para mí, las mujeres de solaz, estas que fueron raptadas o engañadas para obligarlas a ser esclavas sexuales en lugares dedicados al placer de los soldados principalmente japoneses aunque no exclusivo de estos; jovencitas que a partir de los 12 y 14 años de edad, eran violadas por decenas de soldados del amanecer al anochecer, niñas que además eran heridas, golpeadas, y deshumanizadas de todas las formas posibles.
A diferencia de lo que me imaginaba, este libro no se centra en la vida dentro de las estaciones, recorre la travesía y la carga que esta historia ha supuesto tanto para ellas como para sus familias, a través de Hannah vivimos la desesperanza de saberse perdida y posiblemente para siempre olvidada.
Crisantemo blanco, es un libro que visibiliza a estas mujeres cuya historia fue ignorada por más de cuarenta años y por retratar la vida de unas mujeres que nunca han sido reconocidas como víctimas de guerra, por eso me parece que es una lectura muy valiosa.
Sin embargo, en lo histórico me parece que no profundizó tanto como me hubiera gustado y por eso es que aunque no está bien comparar, me sigo quedando con La isla de las mujeres del mar.
★★★★☆ Me gustó, lo recomiendo ampliamente.
Escucha el episodio 84, en donde también profundizamos en la historia de las mujeres de solaz.
Ficción histórica
Harper Collins
23 de mayo 2018
Libro
320
Estadounidense
Sinopsis:
Estamos en 1943, en la Corea ocupada por los japoneses, dos hermanas crecen dentro de la comunidad Haenyeo de la isla de Jeju. Las mujeres haenyeo son conocidas por su maestría en el buceo; la suya es una comunidad muy peculiar donde son las mujeres las que ganan el pan.
La hermana mayor, Hana, se encuentra buceando un día con su madre mientras su hermana pequeña juega en la playa. Cuando ve que se acercan unos soldados japoneses, vuelve nadando hacia la costa para proteger a su hermana y es secuestrada en su lugar. Los japoneses conducen a Hana a una base militar en China, la instalan en una Estación de Consuelo y le ponen un nuevo nombre japonés: Sakura. Va a convertirse en una Mujer de Consuelo. Para los japoneses, las Estaciones de Consuelo eran prostíbulos; las Mujeres de Consuelo, sus prostitutas a la fuerza.
Crisantemo Blanco se mueve entre 1943 y la Corea del Sur actual para contar la historia de dos hermanas separadas por la guerra. Los historiadores estiman que casi 200.000 mujeres fueron capturadas y empleadas en trabajo esclavo sexual por el ejército japonés durante la anexión de Corea por parte de Japón. Sólo 46 de esas Mujeres de Consuelo están vivas hoy en día, y sólo han sido publicados un puñado de libros antes de este que trataron de contar su historia. En diciembre de 2015, Corea del Sur y Japón llegaron a un acuerdo acerca de las Mujeres de Consuelo. Japón ofreció a Corea del Sur, entre otras cosas, eliminar el monumento conmemorativo de la Paz erigido en Seúl frente a la embajada japonesa en 2011 (el tiempo, precisamente, en el transcurre que la rama moderna de la novela). Este monumento supondría negar la historia de las mujeres de Corea del Sur. La estatua simboliza la violación en tiempos de guerra, no sólo de mujeres y niñas coreanas sino de mujeres y niñas de todo el mundo: Ruanda, Sierra Leona, Yugoslavia, Afganistán, Irak o Siria, por nombrar unos pocos.