Yo, Julia, Santiago Posteguillo.

Mientras esperaba en la interminable fila de la FIL Guadalajara, esperando que me firmara este libro, me fui llenando del entusiasmo de sus lectores más veteranos, que hablaban entre sí sobre los libros anteriores, sus favoritos y la maestría con la que el escritor escribía y se documentaba sobre determinados periodos de la historia. Yo sólo lo conocía a través de su libro de anécdotas literarias, Cuando Frankenstein leyó al Quijote, pero había escuchado los rumores sobre sus libros; así que claro, mis expectativas subieron como la espuma y a la par de que no se cumplieran, el miedo.  

Esta lectura la hice tipo conjunta con Don Lecturisto (ig @chavalalo), al que por cierto le fui dando largas y largas porque no me terminaba de animar a leerlo, sufrí algo un tipo de ALG (Animardversión a los Libros Grandes)Aunque me tomó casi un año animarme a sacarlo del librero, esto es lo que opino de el. 

De que va 

 Julia Domna es rehén de Cómodo, el Emperador romano en turno junto al resto de las esposas de otras regiones, el poder del Imperio vuelve a temblar cuando el Senado se da cuenta que su emperador es un riesgo. Los gobernadores más poderosos ven la oportunidad de hacerse con el poder, Nigro, Clodio y Septimio, así como otros hombres del Senado están dispuestos para la batalla por el poder.  

Pero Julia es quien pondrá en marcha un plan urdido desde el mismo día en que nació, arriesgando su vida y la de quienes ama. 

“No luchamos por un imperio, esposo mío. Luchamos por una dinastía”

#MiHumildeOpinión. 

La historia que Santiago Posteguillo cuenta sobre Julia es asombrosa por muchos motivos, pues aún hoy, siguen siendo pocas las historias sobre mujeres reales en posiciones de poder, historias que no basan su argumento únicamente en lo hermosas que eran, o en como utilizaban esta condición para obtener algún cargo, sino en características que por tradición son atribuidas a los hombres: ambición, seguridad, frialdad, astucia, sabiduría entre otras.  

Julia Domna fue hija de reyes/sacerdotes sirios, a quien en una predicción se le anuncia que era una mujer destinada a ser reina. Años después se casa con un poderoso militar romano, Septimio Severo, que desde que la conoció, quedó prendado de una Julia aún adolescente. Por encima de guerras, asesinatos, conspiraciones, el amor que hubo entre ellos pasó a la historia, por su fortaleza, por ser evidente, pero sobre todo por ser real; algo que ni en tiempos más modernos era habitual, todavía no hace mucho las uniones por intereses políticos, sociales o económicos eran la regla en las monarquías que permanecen.  

Sin embargo, a Julia le dijeron que sería reina y mientras tanto, seguía casada con un militar que ascendió a poderoso gobernador, ¿qué tenía que hacer para convertirse en soberana?, obtener la púrpura imperial para su marido, aún si eso los enfrentaba a un emperador loco, a cinco hombres voraces, una mujer maquiavélica y las injurias de todo un imperio. 

Hace poco leía una discusión en redes sociales, sobre como las novelas históricas no deberían de ser tomados como libros educativos, como su contenido podía mal informar y romantizar un periodo histórico debido a todos los permisos literarios que ser permite un escritor, y claro, estoy de acuerdo; sin embargo, creo que lo interesante de leer novela histórica al contrario de otros géneros literarios, es que nos convierte (o debería) en lectores activos, a aprender a discernir entre lo que fue real y lo que no y a finalmente, investigar por nuestra cuenta para complementar nuestras lecturas.  

Yo, Julia es un libro perfectamente documentado y nos podemos dar cuenta gracias a las muchas páginas dedicadas a la bibliografía, al glosario del latín al español, árboles genealógicos, mapas y demás recursos con los que Santiago Posteguillo suplementa la novela, además de que es él mismo quien nos aclara que historias tienen más de su imaginación que de realidad, para crear una epopeya de la historia de Julia Domna. Por ejemplo, Salinatrix, esposa de Clodio Albino y archienemiga de Julia, un personaje completamente ficticio debido a que el autor encontró muy poca información sobre la esposa real del emperador Clodio, pero que agregaba drama de novelón y mucha intriga a la historia; por otro lado, la creación de Calidio el fiel esclavo de Julia, engendrado para darle un lugar a todas esas personas de servicio que eran prácticamente invisibles para sus amos 

Es un libro que sabe transportarte al Imperio romano, su manera de vivir, de comer, de pelear y sobre todo a la supervivencia a base de conspiraciones y tramas ocultas, esta cotidianidad con la que se mataban unos a otros y dependiendo de quién quedara en el poder, las consecuencias podían ser funestas o nulas.  

Definitivamente soy una persona que se opone a toda clase de violencia, y me queda muy claro que yo en tiempos de Julia y Severo mi trabajo no habría estado cerca de los conflictos bélicos o de haber sido así, habría muerto muy joven; sorprendentemente, la crónica de las batallas, la formación de los ejércitos, las estrategias de ataque, fue de lo que más disfruté, tanto que me aceleraban el corazón y ahora no sé que pensar ¿qué buen escritor es Posteguillo? O ¿ hay dentro de mí una ansía de violencia desconocida?. 

Calidio, el esclavo de Julia, Galeno, el médico imperial y la misma Julia, fueron mis personajes favoritos en este libro, los tres tienen en común ser personajes atípicos para su época. Galeno es un médico al que los convencionalismos sociales no le interesan, es franco hasta con la Emperatriz sin ser irrespetuoso, pero tiene un objetivo profesional y hará lo que sea necesario por conseguirlo, hasta enemistarse con sus colegas en pos de la verdad. Calidio nació esclavo, pero dentro de sus límites es ambicioso, y creo que si Ildelfonso Falcones pidiera prestado al personaje crearía un librazo al puro estilo de la Catedral de Mar. 

 Pero evidentemente es Julia quien se lleva las palmas, una mujer muy inteligente, excelente estratega, calculadora, que además tenía que pretender de puertas hacia afuera que todo lo que se planeaba era obra de su marido, aunque los más cercanos supieran que ella estaba total y completamente involucrada en las decisiones, como personaje no siempre te gusta, no siempre estás de acuerdo con ella, pero que terminas por reconocer su poder.  

 En un periodo dominado por hombres, Julia creó una dinastía, gracias a su ambición, misma que la posicionó al nivel de cualquier otro Emperador, porque con la ambición, llegó la inclemencia y la brutalidad, algo que era impensable de las mujeres de la época, incluso hoy es tema de discusión, no la brutalidad, pero si la autoridad femenina. 
Y esto es justo lo que el autor buscaba con este libro, devolverle su lugar en la historia, hablar de ella, tanto en la nota final del libro como en la FIL hizo mucho hincapié en la recuperación de personajes femeninos reales, que fueron eludidas, difamadas y olvidadas por la historia, pues escribirla fue un trabajo principalmente masculino y por lo tanto era de los hombres de quien se necesitaba saber.  

 Hace algunas semanas el escritor anunció la segunda parte de esta novela, “Y Julia tentó a los Dioses” lo cual me viene muy bien, pues hubo detalles que me dejaron algunas dudas, pero exponérselas aquí seria revelar demasiado, así que espero está segunda parte las resuelva.  

 Sólo queda por decir que leer este libro fue una absoluta delicia, y por lo tanto cinco estrellas en goodreads 

 A saber 

Es un libro que recomiendo leer 100% de manera física, en el apéndice encontrarán un glosario con términos latinos que se utilizan a lo largo de la lectura y varios diagramas con las batallas a los que recurrirán constantemente. 

★★★★★ Se va a la lista de favoritos, todos deberían leerlo

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