Las hijas de la tierra, Alaitz Leceaga

Conozco a esta autora por su primer libro, que aunque no me he leído, sé que tiene súper buenas críticas, por eso, cuando Maura (@mauraterecomiendaunlibro) lo eligió para el club de lectura, inmediatamente dije: ¿en dónde me apunto?

De que va.

Los Veltrán-Belasco son los dueños de Las Urracas, una tierra estéril que lleva años sin producir una sola botella de vino. La mansión se desmorona junto a la familia que vive en ella: el padre vive preocupado por sobrevivir un día más, el hijo se ocupa en martirizar a sus hermanas menores, y la tía encargada de las tres hijas, las educa con mano férrea exponiéndolas a los más terribles tormentos.

Pero la vida en Las Urracas dará un giro, cuando sea Gloria, la hija mayor, la nueva encargada de la finca, y quien tendrá que pelear por un posicionarse como bodeguera en un mundo de hombres que no admitirán tener entre ellos a una mujer, que además junto a sus hermanas es portadora de una famosa maldición.

…el mal no necesitaba de paisajes neblinosos o páramos azotados por el viento para vivir. No; el mal también podía vivir y echar raíces bajo el sol más brillante del verano.

#MiHumildeOpinión

Gloria es la protagonista de Las hijas de la tierra y quien nos cuenta esta historia que se desarrolla en la Rioja del siglo XIX, cuando la industria del vino tomó fuerza en la región, aunque en la finca de Las Urracas iban de mal en peor. No sólo no habían tenido cosechas en años, sino que la vida familiar era tortuosa, gracias principalmente a su hermano mellizo.

Sobre Gloria, Teresa y Verónica recae una maldición que han heredado de su familia materna al igual que el color rojo de su cabello, tanto en el pueblo, como en sus propios terrenos creen que las desgracias son provocadas por esa condena, y Rafael, su hermano mayor, se empeña en recordárselos con saña en todo momento, la crueldad psicológica con la que las trata es su pasatiempo favorito, y su falta de remordimiento hacen del mayor de los Veltrán-Belasco una persona peligrosa.

En San Dionisio, reinan los secretos a voces, las conveniencias, las apariencias, tenemos el clásico pueblo chico, infierno grande, en el que se representa una sociedad desinformada que atribuye todo lo que no entiende a explicaciones místicas y da soluciones que rayan en lo salvaje; reproduce una época en que las mujeres eran relegadas a trabajos del hogar, y a quienes se les minimizaba en todo lo demás.

Alaitz Leceaga aprovecha muy bien las creencias y costumbres de este pueblo ficticio, para desarrollar una atmósfera oscura, y misteriosa, que comparte características con su género favorito, la novela gótica, en donde uno de los elementos con los que juega para manifestarnos los sentimientos de sus protagonistas, es la naturaleza: los atardeceres, la lluvia, el viento y el crecimiento de la fruta, nos irán diciendo mucho del avance de la historia y el crecimiento de los personajes.

Y es que son estos los que dirigen el rumbo de la novela. Gloria por sí sola es la comandante del barco, un personaje que me hizo sentir que la historia que empecé no fue la misma que terminé, y pocas veces se me han quedado tan marcados los personajes secundarios, Denisse Lavigne, Diana la vinatera, la familia Sarmiento y Jimena Izquierdo merecen mención aparte.

Aunque se ha convertido en uno de mis villanos top, no por que a pesar de su maldad me haya caído bien, sino porque lo sufrí en cada una de las páginas en las que apareció, Rafael Veltrán-Belasco es un ser ruin, tirano, miserable, pero muy necesario para esta historia, que sin duda no hubiera sido la mismo sin él.

Es un relato intrigante y entretenido, que no para de dar sorpresas, pero en la que sentí, alcanzó su punto más alto a medio libro y a partir de entonces bajó el ritmo drásticamente, aunque lo leí con interés, no estuve completamente enganchada con la lectura, y estos sube y bajas afectaron mucho mi experiencia.

Por otro lado, esos personajes que nos enamoraron por dicharacheros, por rebeldes, por altruistas fueron desapareciendo poco a poco, restándole mucha importancia al destino con el que se encontraban; si bien no eran el interés principal de la novela, creemos (porque esto fue conceso en el club de lectura), pudieron habernos dado mucho, muchísimo más.

Para mí fue un libro de 3.5 estrellas, que recomiendo, sí, como una lectura recreativa, que nos va a alejar de las preocupaciones cotidianas o cuando se busca algo ligero con tintes fantasmales sin llegar al terror.

Lo que sí aplaudo considerablemente de esta historia es la sororidad; entre tantos personajes femeninos lo más fácil hubiera sido enfrentarlas a todas y volverlas enemigos naturales, y aún a pesar de no compartir los mismos ideales u objetivos, se percibe el respeto sin necesidad de destruir. La homosexualidad femenina es otro tema que me gustó que se haya tocado en este libro, un tanto olvidada por los escritores y muy bien escondida por las mujeres de esos tiempos.

★★★☆☆ Lo disfruté, pero esperaba más.

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En la segunda parte del episodio, les cuento el porqué de tanta superstición contra los pelirrojos. 

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