Jardín de invierno, Kristin Hannah

Una vez que se empieza con Kristin Hannah ya no se puede parar, Jardín de Invierno es mi tercera lectura de la autora y puedo adelantarles que una vez más, he quedado gratamente sorprendida. Fue además mi libro para el reto lector de Porrúa del mes de mayo, un libro que me llevara a viajar a Rusia. 

De que va

En una tarde de navidad de 1972, Meredith y Nina se preparan para representar ante sus padres y algunos amigos, la adaptación de un cuento que su madre les ha contado; cuando apenas han comenzado, Anya las detiene con un grito pidiéndoles que paren y abandonando la habitación. Desde ese momento, las niñas se prometen dejar de intentar acercarse a su fría y distante madre.

En el 2000, con una Meredith y Nina ya adultas ocupadas en sus ajetreadas y problemáticas vidas, regresamos a la casa de los Whitson cuando la tragedia toca a sus puertas; y en un último intento de comunicarse y de conocerse, descubrirán que la vida de todos los miembros, no era lo que pensaban.

Perder el amor es algo espantoso – dijo su madre en voz queda-. Pero darle la espalda es insoportable.

#MiHumildeOpinión

Por alguna tonta razón tenía la impresión de que la estructura de esta historia sería similar a El Ruiseñor, es decir, que va del presente al pasado, pero sobre todo se enfoca en este último; y digo tonta, porque no es la única experiencia que tengo con esta autora, Volverás a Alaska es completamente diferente y el único tema en común que existía entre la primera novela y esta, era el tema de la guerra, de ahí en fuera, personalmente no tenía otro punto de comparación.

Quizá, fuese este el motivo por el que inicialmente me costó conectar con la historia de la familia Whitson, esperaba algo que no estaba sucediendo; a pesar de eso, decidí continuar, mi intuición me decía que debía apegarme a lo vivido con sus otras novelas y cuando menos me di cuenta, la trama me había engullido por completo.

Jardín de invierno se enfoca en el presente de Anya, Evan, Meredith y Nina, y la relación que tienen como familia; mientras Evan es un padre ejemplar, cariñoso, comprensivo y muy cercano a sus hijas, Anya es totalmente opuesta a él, al grado de ser indiferente ante los avances y aflicciones de sus dos hijas.

Meredith es la mayor y la que más ha tratado de acercarse a su madre desde niña, pero las decepciones que ha soportado, se han vuelto más grandes que sus ganas de conseguirlo. Ahora de adulta, es quien lleva las riendas del negocio familiar, es eficiente y exitosa en lo que hace, pero la proximidad a la casa de sus padres la han vuelto un poco la responsable de ellos, aceptando más compromisos de los que puede manejar, lo que ciertamente empieza a hacer mella en otros aspectos de su vida.

Nina, es la menor, la inquieta, la insolente, la atrevida, aunque también a tenido su parte de desencantos y frustraciones provocados por su madre, desde niña los ha manejado de distinta manera; ahora es una conocida periodista gráfica, que viaja por el mundo retratando los peores problemas de la humanidad y refugiándose en estos para dejar de lado los propios.

La relación madre e hijas es muy difícil, Anya no muestra ningún interés por ellas, vive completamente recluida en si misma, algo que no sucede con su marido, por quien siente una devoción infinita, lo que, a decir verdad, hace aún más complicada la relación con Meredith y Nina que no logran entender si el problema está en ellas. 

Además de Evan, la otra conexión que ha existido entre las tres es un cuento que, en escasas y oscuras ocasiones, Anya les narraba de niñas; después de muchos años el cuento resurge, y es así como Mere y Nina empiezan a entrever el pasado de su familia, uno que se compone de uno de los episodios más crueles de la historia reciente de Rusia, el asedio de Leningrado y que las llevará hasta Alaska.

Llevarnos de presente a pasado es un recurso muy usado en la ficción histórica, y aunque esta novela también lo utiliza, me parece que centrarse mucho más en los sucesos del presente fue una buena decisión de la escritora, de esta manera nos lleva por temas que trascienden en la vida de los seres humanos y que afectan el presente y el futuro: la pérdida, el amor y las complicadas relaciones filiales.

Leí este libro poco después de La guerra no tiene rostro de mujer, y tuve una experiencia muy enriquecedora, que, aunque en el caso de Jardín de invierno es totalmente ficcionado, fue como profundizar en uno de los testimonios del libro de Svetlana.

Como suele suceder con Kristin Hannah, terminé con la piel chinita al mil, es una belleza de historia, cien por ciento recomendable.

★★★★☆.5  Me gustó, lo recomiendo ampliamente.

Escucha el podcast.
En la segunda parte del episodio 46, les platico en qué consistió el Asedio de Leningrado.

 

Related posts

La última paloma, Men Marías

El cuento de la criada, Margaret Atwood

La otra Isabel, Laura Martínez Belli