El Ruiseñor, Kristin Hannah

Si alguna vez escuchas el nombre de Kristin Hannah inherentemente escuchas el título El Ruiseñor, no puedo decir que sea su mejor libro porque es la primera vez que la leo, sin embargo, todos quienes la han leído lo confirman; admito que, aunque estaba entusiasmada por leerlo también me sentía un poco escéptica, es decir, hay montones de historias sobre la Segunda Guerra Mundial ¿Qué hacía de  El Ruiseñor más especial que el resto?

De que va.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Francia es invadida por el ejército nazi y la gran mayoría de los habitantes de París se ven obligados a abandonar todo cuanto poseen y conocen. Entre los desplazados se encuentra Isabelle Rosignol quien acababa de llegar a vivir con su padre después de haber sido expulsada del último internado en el que estuvo, y ahora es obligada a partir nuevamente hacia Carriveu, donde vive su hermana mayor, Vianne.

En su camino, Isabelle conoce a Gaëtan un sospechoso joven que despierta en Isabel profundos sentimientos de lucha y amor.

En Carriveu, Vianne ve partir a su marido hacia el frente, quedándose únicamente con su hija de ocho años. Todo empieza a escasear y la desesperanza se apodera del pueblo, los vecinos empiezan a temer unos de otros, los rumores de deportaciones son cada vez mas plausibles, además un Oficial nazi confisca la casa de Vianne, obligándolas a decidir vivir con el enemigo o abandonar todo lo que poseen para siempre.

Las hermanas Rosignol vivirán la guerra desde diferentes frentes y descubrirán quienes son en realidad como seres humanos.

Si algo he aprendido en mi larga vida es esto: en el amor descubrimos quiénes queremos ser; en la guerra descubrimos quiénes somos. 

#MiHumildeOpinión

Encontramos una historia que empieza en 1995, contada por una de las protagonistas aunque aún no sabemos quien y no lo sabremos hasta el final, sin embargo por ahí hay un detalle a mitad del libro que si le pones atención puedes intuir quien es la anciana. Esta mujer padece un cáncer al cual ya no hay mucho que hacerle, lo que hace que empiece a recordar su vida, y todo aquello que vivió y no contó de su experiencia en el holocausto.

Así es como conocemos la historia de Vianne Mauriac e Isabelle Rosignol, dos hermanas que fueron golpeadas por la guerra, desde pequeñas la padecieron indirectamente, cuando su padre las deja para unirse al frente de la Gran Guerra y cuando regresa lo hace como un hombre completamente distinto, frío, lejano y temeroso; al poco, muere su esposa y su responsabilidad como padre lo sobrepasa, por lo que decide mandar a sus hijas lejos desentendiéndose lo más posible de ellas.

Entre hermanas, la diferencia de edad tampoco les ayudó demasiado para permanecer como un frente unido, marcando más drásticamente a Isabelle, la pequeña, que a lo largo de su vida siempre se ha sentido rechazada por su propia familia, lo que en parte la volvió más rebelde y conforme crece se vuelve una joven impetuosa e idealista que desea mostrar su valentía en el conflicto, está convencida de que puede ayudar y no quedarse de brazos cruzados mientras los nazis les pasan por encima a los franceses; esto la lleva a tomar una serie de arriesgadas decisiones que pondrán su vida y la de otros en serio peligro.

Vianne se refugió en los brazos de Antoine Mauriac, su primer y único amor, con quien se casa muy joven y después de varias pérdidas tienen a su hija, Sophie. Cuando llega la guerra, Antoine es llamado a las filas, dejándolas involuntariamente solas.
Conforme el conflicto avanza, Vianne se irá enfrentando a la escasez, el miedo, la muerte y la traición; además por las dimensiones de su casa, es de las ciudadanas de Carriveu que tendrá que hospedar a un soldado nazi..

Las hermanas enfrentarán la guerra de formas muy diferentes, por su personalidad, por las decisiones que van tomando,  como lector es muy fácil ponerse del lado de Isabel la valiente, la noble y que Vianne nos parezca pasiva y hasta molesto que quiera ser lo más invisible posible, sin embargo, arrastradas por las circunstancias, ambas se convierten en heroínas desde trincheras muy distintas.

En la novela también conocemos a Gaët, un joven que seduce a Isabelle con sus ideas sobre la resistencia, el Capitán Wolfgang Beck de la Wehrmacht, el soldado nazi al que Vianne tendrá que albergar en su casa y Julien Rosignol, el padre de las dos hermanas; y son estos dos últimos personajes los que me causaron mucho conflicto a lo largo de sus apariciones, el capitán Beck es un hombre que siempre parecía tener dobles intenciones, que era bastante decente con Vianne pero que a mí no me terminaba de convencer,  y por otro lado esta Julien, un hombre gris, alcohólico, atormentado que alejaba a sus hijas siempre que podía y he de decir que ambos personajes me sorprendieron bastante.

Es una historia que avanza gracias a su personajes, aunque tenga a la Segunda Guerra Mundial de telón de fondo, uno muy bien documentado por cierto,  no profundiza en el conflicto pero pone en contexto varios momentos de la historia francesa, que en lo personal desconocía, por ejemplo el éxodo francés, cuando los nazis ocupan París los habitantes huyen de la ciudad con lo que puedan cargar, entre los miles de exiliados camina Isabelle al encuentro de su hermana en Carriveu o la Operación Viento de Primavera, un arresto masivo de judíos que serían trasladados a los campos de exterminio alemanes, un procedimiento apoyada por el gobierno de Vichy que colaboraba con los nazis, esto por darles dos ejemplos de los muchos que aparecen en El Ruiseñor.

La historia le da voz a los cientos de personas que combatieron en la resistencia, la capacidad de los seres humanos de unirse por un mismo propósito, la lucha por sobrevivir a toda costa, y sobre todo le da un lugar a las mujeres en la guerra, no sólo como las esposas que se quedaban relegadas, sino como parte activa de la sociedad, que ofrecían su tiempo, su casa, su seguridad para salvar vidas y esto sin importar cual era su profesión o posición, había enfermeras, maestras y hasta monjas.  

Es una historia que habla sobre la pérdida, pero no solamente la obvia que es la muerte, sino la pérdida de la esperanza, la patria y la dignidad, por lo tanto te estremece hasta la última fibra, así que si son de los que les da pena llorar en público, absténganse de leerlo sólo en casa, especialmente las últimas cien-doscientas páginas que concentran la mayor parte de los momentos más duros de la historia, no sólo la muerte de algunos personajes sino las vejaciones, las torturas que se describen, que no es que sean muy detalladas, pero es que no hay necesidad de hacerlo para sentirlo en las entrañas y momentos que conmueven por su ternura, El Ruiseñor te hace llorar de coraje, tristeza y también de alegría, lo cual no es muy común en esta clase de historias.

El relato transcurre en casi seiscientas páginas, en las que todo el tiempo está pasando algo, además por sus capítulos cortos, la historia se va volando.

Es uno de esos libros que terminas y en el que sigues pensando mucho tiempo después, por eso y muchas cosas más se convirtió en uno de los favoritos del 2019 y se unió a la lista de los libros que siempre le recomendaré a todos.  

★★★★★ Se va a la lista de favoritos, todos deberían leerlo

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