Aunque el libro ya tiene dos años de haberse publicado, fue hasta este año que lo registré en mi cabeza de tanto que lo veía en librerías y reseñas en redes sociales, así que, para cumplir con mi lectura de un mexicano en septiembre, elegí este de Fernanda Melchor.
Las ideas que me formé con la lectura de la sinopsis fueron completamente erradas, creía que sería un thriller o quizá una mezcla con realismo mágico al estar hablando del asesinato de una bruja; y déjenme decirles que en una cosa estaba en lo cierto, fue realismo, sí, pero cruel, inhumano y desgraciadamente auténtico.
De que va.
En las aguas turbias de un canal se encuentra flotando el cadáver de la muy conocida Bruja del pueblo, las habladurías y chismes de quien pudo haber ejecutado el crimen no se hacen esperar entre los habitantes de aquella villa olvidada.
Así es como vamos conociendo a los habitantes de La Matosa y Villa Garbosa, su visión del crimen y los testimonios que nos guiarán a encontrar a los criminales, pero sobre todo las motivaciones para tanta saña.
Le decían la Bruja, igual que a su madre: la Bruja Chica cuando la vieja empezó el negocio de las curaciones y los maleficios, y la Bruja a secas cuando se quedó sola, allá por el año del deslave.
#MiHumildeOpinión
Por lo general en mis lecturas me dejo enganchar por la historia, digamos que es lo normal, algún giro temprano o un momento crucial en el relato; sin embargo, en este caso fue el lenguaje lo que me mantuvo atenta a la lectura, muy mexicano, ordinario, y veloz; cuando menos pensé ya estaba al treinta por ciento, y totalmente pasmada con lo que estaba leyendo.
Para entonces, dejé a un lado mis erróneas percepciones y me dejé llevar.
El tema que nos guía a lo largo de la lectura es el homicidio, y sin embargo, aunque hay una investigación, no es lo más relevante de la historia, como si lo son todos los que directa o indirectamente se relacionaron con la Bruja, ella por sí sola es todo un misterio.
Los personajes que van contando la parte de su relato a nadie en particular, nos transportan a estos pueblos golpeados por la miseria y la falta de oportunidades en donde hay que sobrevivir como se pueda y con lo que se tenga, nos confrontan a las paradójica creencias con la que los mexicanos hemos aprendido a convivir, la religión y la brujería; pero además, nos sumergen al bajo mundo, al del sexo, ilegal y sin pudor.
Fue una novela que se me encajó como astilla en un dedo, pequeña pero muy incómoda y bastante dolorosa, una historia que uno desearía sólo formara parte de la imaginación de Fernanda Melchor, la existencia de una tierra mítica en donde la gente se mata por secretos o por el rumor del dinero, una patria cargada de dolor e impunidad.
El libro abre con una frase de Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia “Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios“, no se basa en un hecho real preciso, pero no por eso deja de haberlos; se apoya en cualquier noticia de México, eventos que se han vuelto parte de nuestras vidas, que se les ha deslavado lo trascendente, lo asombroso y la humanidad, y no sé si fue el efecto de leerlo como una obra de ficción en donde mi estado de ánimo se sensibiliza, pero me angustió y me enojó terminar y darme cuenta que la verdadera historia aún continua.
Sobra decir que es una novela brutal en ambos sentidos de la palabra, a la que hay que darle su tiempo para que repose.
A saber.
La novela contiene episodios de contenido sexual y violencia explícita, así como de abuso infantil.