Eleanor Oliphant, está perfectamente. Gail Honeyman

Desde que leí la reseña y me encontré con la frase “heroína poco común”, yo ya estaba enamorada, ¿Qué de que se trataba exactamente? ¡quién sabe!, ya lo iría descubriendo, encima me lo encuentro con descuento, no cabía duda, ese libro era para mí.  

 De que va 

 Eleanor Oliphant no tiene filtro, dice todo lo que piensa, disfruta de su soledad, y ha creado una vida altamente organizada para evitar dedicarle pensamientos extras a nimiedades como que ropa usar, mantener un aspecto, o la decoración de su departamento. En su vida laboral, es una mujer eficiente y dedicada, le gusta su rutina diaria, y ella dice estar perfectamente.  

 Hasta que por azares del destino conoce a dos hombres que cambiarán el rumbo de su vida, uno es un rockstar local del que se prenda cuando lo ve en concierto y por el que está dispuesta a hacer cambios en su estructurada vida para poder vivir un idílico romance; el otro es Raymond, su desaliñado y fumador compañero de oficina con quien, involuntariamente empieza a relacionarse, y quien la acompañara a reencontrarse con su pasado, uno que le dejó marcas visibles en el rostro y muchas más invisibles en su interior.  

“Desde el momento en que poseen belleza, se les escapa de las manos, es efímera. Debe de ser difícil tener que demostrar continuamente que eres algo más, querer que los demás vean bajo la superficie, que te quieran por ti mismo, y no por tu cuerpo imponente, tus ojos brillantes o tu melena espesa y lustrosa.”

 #MiHumildeOpinión 

  Eleanor es un gran personaje, con una historia tremenda que ella percibe llena de contrastes, momentos de felicidad, tranquilidad, incertidumbre y terror, como lector sufres mucho por ella, sientes su dolor y quisieras que fuera real para correr a darle un abrazo (o cuando menos que alguien te lo de a ti para seguir leyendo), aunque seguramente te vería como bicho raro y no entendería porque te sientes tan mal, es el pasado, no lo puede cambiar y ya lo superó; así es Eleanor, práctica, fría, en control. 

 La relación con su madre es completamente tóxica, ella hizo algo por lo que al parecer está encerrada y sólo habla con su hija una vez por semana para enterarse de los pormenores de su vida, pero en cuanto tiene la oportunidad la insulta de todas las maneras posibles, física e intelectualmente. 

 A cuentagotas nos va dando información del pasado de Eleanor, de la vida que llevó con su madre, y lo que fue después cuando empezó a vivir en casas de acogida; La historia mezcla el drama de la vida de Eleanor, con el misterio de su pasado, lo cómico de su personalidad ignorante del mundo en el que vive, y la esperanza de creer que todo irá bien; por eso me resulta difícil encasillarlo en un solo género, no es el típico chick-lit, ni completamente un dramón y mucho menos un thriller, pero sí tiene un poco de todo. 

 Su singular personalidad y su lenguaje refinado en situaciones de lo más comunes, corrientes y en ocasiones lamentables provocan mucha gracia, pero como compañero de universo es tomada como excéntrica e incluso irritante, por lo que continuamente es foco de burlas por parte de la gente que la rodea, principalmente en el trabajo, y que no le importe no significa que no se dé cuenta.  

 Por eso también es muy aprensiva en su forma de relacionarse, así que cuando Raymond desenfadado como es, empieza a conectar con ella como un igual, Eleanor se desorienta, chocan sus creencias de lo que debe ser con lo que pudiera ser, y a pesar de su rigidez se da la oportunidad de aprender, de experimentar la vida desde el punto de vista de los demás, se reta movida por la curiosidad para ir creando o alimentado sus propios ideales, inclusive para modificar juicios que le están haciendo daño.  

 Raymond es lo opuesto a Eleanor y eso les permite construir una relación que a nuestra protagonista le va ilustrando lo que es un ambiente de seguridad, amor y confianza. 

 Pero como en todo, no puede ser cien por ciento perfecto, hubo tres detalles que no me terminaron de convencer, por ejemplo, da información de su pasado que parecía conocer perfectamente y que después te hace dudar, ¿por qué estaba tan segura si después ella misma afirma que su pasado es un borrón en su memoria? 

 La historia con su madre tan intensa, tan irritante, tan indignante da un giro al final, pero la sentí muy ambigua y un tanto vaga como para darle un cierre rápido.  

 Y finalmente me hubiera gustado que el personaje de Sammy, un simpático anciano al que Raymond y Eleanor rescatan de morir, fuera más relevante en la vida de Eleanor o al menos tuviera más participación.  

 La novela te enseña a entender que todos tenemos un pasado, unos más oscuros, más tristes que otros,  que eso nos hace ser quien somos y que por lo tanto no podemos ni debemos prejuzgar a las personas por la apariencia o incluso por un breve encuentro. 

En resumidas cuentas, me gustó un montón, fue una lectura diferente a lo que estoy acostumbrada, me reí, sufrí, y Eleanor me encantó. 

★★★★ Me gustó, lo recomiendo ampliamente.

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