Después del mega hit que fue La Ladrona de libros, pasaron muchísimos años para que Markus Suzak volviera a publicar, era lógico que sacara lo que sacara saldría corriendo por esta novedad; pero cuando me enteré que, vendría a presentarlo a la FIL Guadalajara, decidí esperar unos meses más.
De que va
Los cinco hermanos Dunbar fueron abandonados por su padre años atrás, siendo todos muy jóvenes para vivir solos, desde entonces han intentado sobrevivir por su cuenta, cuando repentinamente regresa el hombre al que ahora le llaman el asesino.
Clay es el penúltimo de los hermanos, el silencioso, el que siempre sonríe y el que guarda más cosas en su corazón de lo que sus hermanos se imaginan.
Con el regreso de su padre, Clay intentará construir un puente tanto físico como simbólico entre los miembros de su familia.
En muchos sentidos, creo que es cierto, que incluso los malos momentos están llenos de buenos momentos (y grandes momentos).
#MiHumildeOpinión
Mathew es el mayor de los cinco chicos Dunbar, y el encargado de contarnos la historia de su familia, en particular la de su hermano Clayton, un chico introvertido, de comportamiento extraño, que no habla, pero siempre sonríe, y todo apunta a que guarda un secreto que nadie conoce, o que nadie conocía hasta que su hermano mayor decide escribirlo.
Para poder entender a Clay, es necesario entender su historia familiar, y para ello nos vamos a remontar al pasado, mucho antes de la llegada de los cinco hermanos, al origen de sus padres, qué los unió, y qué sucedió para qué llegado un punto, los chicos Dunbar terminaran viviendo completamente solos y reconociendo a su padre con el mote de “el asesino”.
Aunque la trama se desarrolla en una Australia de la actualidad, siempre tuvo ese algo que me provocaba mucha nostalgia, que me hacía sentir que se desarrollaba más bien, en la década de los 70s u 80s, hasta que alguien mencionaba un teléfono celular o el internet; quizá estaba que entre las rarezas de Clay, seguía prefiriendo las cartas a los mensajes de texto.
Es una relato llena de personajes masculinos que como lectora me hacían sentirme una intrusa de sus pensamientos más íntimos, sus conversaciones, sus chistes vulgares y sus verdaderos sentimientos, esos que por lo general ningún hombre confiesa a la primera.
Y aún así, es una historia marcada por la existencia de las mujeres que pasan por su vida: madres, amigas y exnovias.
Es una narración hermosa, y llena de detalles a los que hay que prestar atención, sin embargo, simplemente no pude conectar, la primera parte, me pareció complicada y enredosa, mientras que la segunda parte la disfrute un poco más. Es un relato de muchas metáforas, que más que embellecer mi lectura, terminaba por no prestarles mucha atención, porque o no entendía o no me aportaban demasiado, las pistas que se nos van soltando para entender el secreto de Clay, la mayoría de las veces no tenían sentido, esto claramente está pensado para que lo descubras hasta el final, pero mientras llegaba, la lectura fue frustrante y muy lenta.
Independientemente de lo que no me gustó, rescato la relación que existe entre los hermanos Dunbar, quienes han sido golpeados duramente y a pesar de sus edades, su, a veces, salvaje comportamiento, y que no siempre se entiendan, por sobre todas las cosas y las personas, hay respeto, amor y protección.
Es un libro que habla sobre el amor incondicional y la pérdida en muchos sentidos: de la infancia, el abandono y la muerte. Hubiera querido estarles hablando mil maravillas de mi experiencia con el, pero hubo más desilusión que gozo.