Caído del cielo, Diksha Basu

Esta lectura fue parte de mi reto lector de Porrúa del mes de abril, en donde las opciones de viaje iban hacia la India o África; al igual que en el mes de marzo, Caído del Cielo fue una de mis compras en la Feria del Libro y llegué a este libro gracias a una locutora de radio a quien admiro mucho y que sé muchos de ustedes también, Tamara Vargas.

De que va.

Anil y Bindu Jha, están por mudarse a su nuevo hogar en uno de los barrios más ricos de Delhi; emocionados por el cambio, también los tiene un tanto nerviosos la opinión de sus vecinos de toda la vida, y sobre todo qué tan fácil o difícil será adaptarse a esta lujosa etapa.

Las cosas empiezan a desviarse cuando el señor Jha conoce a su nuevos vecinos, los Chopra, con quienes se crea una amable e hipócrita amistad que tiene como único objetivo demostrar cuál de las dos familias está a la altura de lo que vivir en Delhi del Este significa. 

“Sólo los ricos dicen que el dinero no compra la felicidad”

#MiHumildeOpinión

Caído del cielo me recordó una anécdota familiar; durante toda mi infancia y adolescencia viví en la misma casa, con el tiempo la situación económica mejoró y mis papás decidieron construirse una casa mejor, ni siquiera nos mudábamos tan lejos de nuestro vecindario anterior, pero hubo un par de vecinos, supuestos grandes “amigos” de mis papás que, entre broma y broma, les dijeron engreídos, fanfarrones y ambiciosos, como si esto último fuera algo negativo, de muchas maneras los hicieron sentir como traidores a su comunidad. Con el tiempo todo eso se olvidó, pero al leer esta novela, no pude evitar hacer la comparación y darme cuenta, lo mucho que compartimos los seres humanos, sin importar la distancias y las diferencias culturales.

En la transición de una vida modesta a una más opulenta, observamos como la familia Jha lucha por encontrar su lugar en este nuevo barrio, dejar las costumbres de toda una vida para adaptarlas a sus nuevas circunstancias, en algunos casos la mejora era evidente para nuestros ojos occidentales, pero en la gran mayoría, se convierte en una competencia absurda entre vecinos para demostrar quien tenía más poder, mejores gustos, y sobre todo más dinero; lo que desencadena una serie de malos entendidos, que terminan en situaciones ridículas, embarazosas y bastante divertidas.

Siendo sincera la familia protagonista no me terminó de caer muy bien, me molestaba que el señor Jha empezara a olvidar los valores por los que se había regido toda su vida para poder encajar con su nueva realidad; por otro lado, Bindu o la Señora Jha, es mucho más centrada, pero también eso hacía que se abstuviera de disfrutar de las ventajas que su dinero le estaba dando, se sentía culpable por avanzar en la vida y dirán, bueno ¿a ti quien te entiende? Es que ni muy muy ni tan tan, creo que en muchos sentidos la novela alimenta los estereotipos de: “el pobre es más bueno pero envidioso” o “el rico es mezquino y sin sentimientos”, sin embargo, lo que van experimentando los obligará a analizar quienes son y encontrar un balance entre lo nuevo y lo viejo.

Los Jha tienen un hijo estudiando en Estados Unidos, Rupak, en pocas palabras un niñote que sigue completamente desorientado en cuanto a lo que quiere en la vida, pero que lo único que está claro es lo necesario de cumplir con las aspiraciones que tienen sus padres para él, aunque no encajen con sus deseos, personalidad y sentimientos; conforme avanza la novela y cambian los valores, también cambian las expectativas, lo que nuevamente crea un embrollo.

Reema Ray es la vecina y amiga viuda de la Sra. Jha, un personaje que, aunque secundario, fue quien me tuvo más enganchada con la historia, por un lado le pone romance a la novela, y por otro muestra como tratan a las mujeres de cierta edad que no tienen el respaldo de un hombre, la vergüenza que sienten al intentar llevar una vida normal, por el que dirán y lo más humillante, el acoso de los hombres porque es mujer y porque anda sola.

Lo cual me hizo percatarme del shock cultural que estaba viviendo desde mi sillón, sin tener que haber viajado a Delhi, experimenté sobre todo indignación y sorpresa ante muchas de las cosas que describe la autora como parte de la normalidad de la sociedad india: los matrimonios arreglados, la vergüenza inexplicable de un divorcio, el placer sexual y la codicia en la religión, aunque bueno, esta última no nos es del todo desconocida.

No sé que tanto de lo que aparece en esta novela es cotidiano o exagerado en la vida de este país, sin embargo, algo de razón tendrán ya que es muy común seguir viendo en las películas, el rechazo a las parejas biculturales, o que no comparten la misma religión…siendo sinceros, no es necesario irnos muy lejos, sé de familias latinas que ven con malos ojos cuando su bendición anda de novi@ con un “gringo”. 

Es una lectura entretenida, buena para pasar el rato y olvidarnos un ratito de la cuarentena y el encierro, sobre todo porque por menos de $300 MXN viajamos a la India, conocemos sus tradiciones, entendemos el porqué de sus atuendos, nos imaginamos sus colores, el caos, y por sobre todas las cosas su deliciosa comida que me hizo pasar hambre toda la lectura.

Le doy 2.5 estrellas, porque, aunque es divertida, esperaba que fuera mucho más, sin embargo, me pareció muy interesante adentrarme en esta cultura desde una perspectiva más moderna.

★★.★Tiene partes interesantes, pero no fue lo que esperaba.


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