Las amistades que uno hace en los círculos de lectura, además de ser personas con las que podemos desahogar nuestras más controversiales opiniones, son una fuente infinita de recomendaciones de libros y nuevos escritores, así fue como llegué a Una suerte pequeña.
De que va
Un mujer regresa a Argentina después de veinte años, pero ¿cuáles son sus intenciones? ¿Entender aquello que provocó su huida? ¿Resarcir el daño? ¿Buscar la absolución?
Quizá la felicidad sea eso, un instante donde estar, un momento cualquiera en el que las palabras sobran porque se necesitarían demasiadas para poder contarlo
#MiHumildeOpinión
De un tiempo a estas fechas, me he topado con libros en donde las sinopsis me venden algo que no es, algunas han sido decepciones, enojos y en otros casos grandes sorpresas, Una suerte pequeña entra en la última categoría; pero si algo he aprendido, es a no quedarme con sólo lo que me dice la editorial, sino escuchar las opiniones de otras personas, especialmente de personas con quien comparto gustos literarios o de plano entrar sin saber nada.
En este caso, la sinopsis no fue tan problemática como lo fue el género en el que lo catalogan: thriller, lo que me llevó a pensar en asesinos, policías, y casos sin resolver; ciertamente la base de la historia es un misterio ¿por qué Mary se fue de Argentina? ¿por qué regresó después de veinte años?, sin embargo, creo que es sólo el pretexto para el verdadero mensaje del libro, la maternidad, la pérdida y el amor desde perspectivas que pocas veces se exploran: la voluntad propia.
Mary es la voz de esta historia, a través de una especie de diario nos introduce a los diferentes momentos que la llevaron a regresar a Argentina, el pasado que lo cambió todo y sus miedos de vista al futuro. Es una mujer marcada por los juicios tanto propios como los que otros han hecho sobre ella, que la volvieron vulnerable y manipulable, hasta que la tragedia la obliga a decidir perder por un amor más grande que ella misma.
A través de esta mujer, observamos la maternidad desde el punto de vista de alguien que se convirtió en madre más nunca lo vio como una aspiración, simplemente pasó y lo fue adaptando a su vida, casi siempre dudando de sí misma; cómo las mujeres que están viviendo esta etapa y supuestamente son las que mejor te entenderían, pueden sí, convertirse en tu apoyo o en tu crítico más cruel.
Como lectores también pasamos por diferentes etapas con la protagonista, la juzgamos y no logramos entender sus razones, pero tenemos la ventaja de leer todas las versiones de la historia y entonces es posible que lleguemos a comprenderla; una ventaja que en la vida real no siempre se tiene y que puede ser una de las grandes enseñanzas del libro: no juzgarás.
Siendo sincera, no fue una historia con la que conecté inmediatamente, al inicio me resultó un poco confusa, pero eso cambió en poco tiempo y al terminarlo me quedé con la sensación de querer volver a empezar, de rescatar esos pequeños detalles que dejé ir; por eso creo que es la clase de libros que se disfrutan tres veces: la primera por la sorpresa, la segunda por captar los mensajes escondidos y la tercera, cuando se tiene la fortuna de comentarlo con más lectores, placer que tuve en el mes de marzo y los que se unieron a la lectura conjunta del #LecturistaBookcult.
Una suerte pequeña me enseñó que sanar es enfrentarnos a nuestros demonios, me confirmó que los libros son sanadores, que las personas no tienen obligación de amarte y apoyarte incondicionalmente, aunque uno crea que es parte del contrato, y sobre todo que existe en el mundo gente buena, que sin ningún compromiso estará dispuesta a darte la mano aún cuando no creas que lo necesites.
Es la primera vez que leo a Claudia Piñeiro, y sin duda no será la última, disfruté mucho su forma de escribir, sencilla y a la vez tan reflexiva, con temas que, aunque son bastante comunes nos obligan a cuestionarnos y discutir para poder pasar a la siguiente lectura.
★★★★★ Se va a la lista de favoritos, todos deberían leerlo
Escucha el episodio 78 donde además de este libro, hablo sobre La buena suerte de Rosa Montero