La isla de las mujeres del mar, Lisa See

Hablarles de esta lectura es nuevamente agradecerle a mi buena amiga, Rosy Antuñano que se ha convertido en una de mis gurús lectoras, y es que, aunque Lisa See es bastante reconocida por El abanico de Seda, nunca se me había ocurrido leerla antes; hay ocasiones en que ciertas lecturas no nos provocan igual y eso me sucede continuamente con las historias que se desarrollan en oriente, pero este libro llegó para cambiarlo todo.

De que va

En la isla de Jeju existe un grupo de mujeres con una particular ocupación, se encargan de cosechar los frutos del mar desde hace cuatro siglos, con una basta preparación y un limitado equipo, estas mujeres han sacado a su población adelante en más de una ocasión, ellas son las Haenyeo.

En esta historia Young-sook nos relata su vida y su larga y estrecha amistad con Mi-ja, una niña marcada por las decisiones de sus padres y que es acogida por las buceadoras de la comunidad de Young-sook; su desarrollo estará marcado por su formación y progreso como haenyeos, así como las tradiciones que dicta su Corea natal.

Pero el camino se verá afectado por una serie de conflictos bélicos que la isla soporta a lo largo de los años: la ocupación japonesa, la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Corea y las diferentes guerrillas internas que terminarán por romper su hermandad.

Entenderlo todo es perdonar

#MiHumildeOpinión

Para poderles hablar de este libro, antes quiero contarles sobre estas extraordinarias mujeres coreanas, cuyo oficio ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y además es una ocupación que está en peligro de extinción.

Los primeros registros que se tienen de estas mujeres datan de el siglo XVII, se dice que los hombres eran los encargados de realizar esta tarea, pero ¿cómo es que estas mujeres llegaron a suplantarlos?, para eso existen dos versiones, una que indica que un rey coreano reclutó a la mayoría de los varones para su ejército y para sobrevivir, las mujeres tuvieron que tomar su lugar, otra versión es que a los hombres les cobraban más impuestos y entonces las mujeres decidieron hacer este trabajo, para evitar el pago tan alto, finalmente llegó un momento en el que se convirtió en una tarea exclusiva y tradicional de las mujeres de Jeju.

Antes de 1970 había aproximadamente 14 mil buceadoras, hoy se contabilizan más o menos 4500, gran parte de ellas, mayores a 50 años. También antes de 1970, su único equipamiento era un sencillo traje de algodón, un gorro del mismo material, un visor y sus entrenados pulmones que soportaban inmersiones de hasta 20 metros de profundidad en condiciones cercanas a la hipotermia, hoy en día el traje ha sido cambiado por neopreno, pero siguen sin usar tanque de oxígeno, pues saben que, de usarlo, explotarían el suelo marítimo y no dejarían al mar cumplir sus ciclos naturales.

Young-sook es en gran parte la narradora de La isla de las mujeres del mar, a través de su relato conocemos la dinámica de las haenyeo, su forma de vida, su valor dentro de la comunidad, la cantidad de riesgos que corren cada día y la increíble y envidiable pasión con la que hacen su trabajo, así como el amor que le profesan al mar.

La amistad que se forma entre Young-sook y Mi-ja, nos ayuda a comprender la otra parte de ser mujer en Jeju, si bien, el funcionamiento de la isla nos lleva a pensar en matriarcados, pues son ellas la base de la economía, mientras que la mayoría de los hombres se quedan semi encargados de la casa y en sus tiempos libres filosofan debajo de un árbol, la importancia que se le da al varón (esposo, hijos, hermanos), sigue siendo superior e insustituible, ya que dentro de sus practicas y creencias es el hombre el encargado de honrar a los muertos; por eso, desde pequeñas la ambición de estas mujeres es lograr un buen matrimonio y una descendencia llena de hijos varones, aunque a diferencia de otros pueblos, tener hijas no estaba del todo mal. 

Young-sook y Mi-ja aprenden una de la otra toda su vida, se acompañan, se van convirtiendo en mujeres, esposas y madres, todo bajo los diferentes climas políticos que acompañan a Corea, primero bajo el yugo colonizador de los japoneses, luego afectados por la Segunda Guerra Mundial, y la guerra de las Coreas, pero ninguna tan implacable y trágica como los levantamientos civiles, que marcaron para siempre las vidas de los habitantes y particularmente la relación de Young-sook y Mi-ja.

Como en cada novela de guerra, las imágenes que se describen no son particularmente bonitas, este libro no es la excepción, sin embargo, sí creo que se hace con mucha elegancia, y no se abusa de la tragedia para contarnos lo que resulta imprescindible en la historia de la isla y de la relación entre las amigas.

La isla de las mujeres del mar es una novela de la que se aprende toda la lectura y por lo tanto sorprende en cada página, es una historia en la que estamos constantemente en contacto con la resiliencia, en la que hay que destacar por sobre todas las cosas, la sororidad, los vínculos entre mujeres que contrario a lo que se insiste en enseñarnos, son lazos que nos fortalecen como grupo y por lo tanto como sociedad.

Personalmente, fue una novela que disfruté mucho y sobre todo me encantó compartir con mi club de lectura, como decía al inicio, antes de este no había leído a Lisa See, pero para cuando escribo esto, ya tengo forma de comparar con su libro más famoso, y aunque El abanico de seda es una historia muy linda, creo que me quedo con mucho más de La isla de las mujeres del mar.

★★★★★ Se va a la lista de favoritos.

Escucha el podcast. En la segunda parte del episodio, aprendemos sobre los tipos de sociedades en donde las mujeres mandan.

 

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